viernes, 17 de enero de 2014

NADIE NOS HA ENSEÑADO.


               están ocurriendo un montón de cosas en nuestros pueblos y barrios, cocinadas
               bajo el espectáculo ensordecedor de la descomposición del sistema político
               institucional, que se erosiona lentamente.  
                                                                        madrilonia.org

Sobre la actual crisis, o agudización de la crisis crónica que desde la I Guerra Mundial padece el capitalismo, se están vertiendo verdaderas cataratas de tinta, ya sea en el papel o en la pantalla. Hay opiniones de todos los tipos, desde las que dan miedo, a las que hacen reír, pasando por algunas, las que menos, que parecen aportar soluciones. Sin embargo, desde la perspectiva de nuestro barrio, más vale que nos ahorremos tinta y vayamos directos al núcleo: Suben los presupuestos en defensa y seguridad, es decir,  en medios de control y represión para defenderse del propio pueblo o agredir a otros y, mientras tanto, los presupuestos en sanidad, educación, y asistencia social caen en picado.
Eso sólo puede significar una cosa, la clase dominante, los que manejan el dinero, se sienten incapaces de controlar su propio engendro y, atrincherándose en la manipulación económica, se disponen a dejarnos en pelotas y a merced del mercado, es decir, de 'la mafia' pura y dura. Es algo visible a simple vista, cada vez hay más cámaras en la vía pública, mas controles. La brutalidad de la policía va en aumento impunemente, autorizan a las policías privadas (empresas de seguridad) a identificar y detener personas... Cada vez gastan más dinero en armas y sofisticados medios de protección, por el miedo a las consecuencias que ese abandono de sus obligaciones sociales pueda suponer.
Eso significa que todos aquellos servicios que dependen del estado, y por los que pagamos un elevado porcentaje de nuestros sueldos, van a quedar reducidos a mínimos propagandísticos. Eso significa que la mayor parte de lo que pagamos, ingenuamente, para sostener 'el estado del bienestar' va a ir directamente a bolsillos privados, sin beneficio ninguno para quienes los pagamos. En el campo de la medicina, por poner un ejemplo, significa que pagaremos fuertes cantidades de dinero para sostener el sistema de seguro médico, pero que si queremos que nos curen de verdad, habrá que echar mano de dineros que no tenemos para pagar las demenciales facturas de la medicina privada.

Hay un detalle que rara vez se destaca, pero que resulta sorprendente para la lógica de las personas honradas: Podría admitirse que, como todo, los servicios de protección social subieran de precio, por la mayor sofisticación en las prestaciones, comodidad en el servicio o cualquier otro de los motivos que suelen inventarse. En tal caso no nos quedaría más remedio que rascarnos, un poco más, los bolsillos pero seguiríamos 'disfrutando' de unos servicios sociales mínimamente dignos. ¡Pues no! Estos señores, los capitalistas, el FMI, la UE o quién demonios sea, han decidido que la solución es quitarnos derechos ya adquiridos y universalmente reconocidos. Han decidido, con el vergonzoso beneplácito de las élites universitarias, apropiarse de cualquier adelanto científico o humano, producto del esfuerzo de innumerables investigadores, técnicos y operarios, e impedir que los pueda disfrutar cualquiera que no sea de su clase. Y eso también tiene su significado: 'Si no tienes dinero para pagar el servicio te jodes'. Pero todo esto no son más que lágrimas junto a la máquina del café.
Tal como se están poniendo las cosas, nos guste o no, resulte cutre o moderno, trasnochado o actual, no nos va a quedar más remedios que recuperar viejas ideas como la 'autogestión' y empezar a plantearnos que puede significar eso aquí y ahora. 
A nivel individual, si el entramado político y económico que padecemos consigue sus objetivos, vamos a tener que recurrir a la miseria que nos dan por nuestro trabajo, para cubrir las necesidades básicas que nos permitan estar activos ¡precisamente! en ese mercado del trabajo.
Pero a nivel colectivo, cada vez más, vamos a necesitar recurrir a medios autogestionados para solventar urgencias que, con la mayor de las desvergüenzas, la administración no solventa.
Queda para otros foros y para otras cabezas más dotadas, dilucidar si esa actitud autogestionaria de la miseria, es un paso positivo o negativo en el avance general de la clase trabajadora(*). A nosotros no nos queda más remedio que quedarnos con la realidad aplastante de unos vecinos que no pueden dar de comer a sus hijos. En ese marco, con todos sus pormenores, hay que situar la iniciativa de la AVV al impulsar un Banco de Alimentos, con ocupación de local público incluida. Así mismo resulta una experiencia que nos adelanta, según sopla el viento, lo que van a ser los próximos retos de la 'vida comunitaria'. Si es que la vorágine neoconservadora no acaba con cualquier rastro de algo parecido...

El caso es que, a pesar de haber pagado por ellas, las soluciones las hemos de poner nosotros. Además, si queremos que esas soluciones sean reales, han de participar todos los implicados. Lo que quiere decir todos y cada uno de los vecinos. Descubriendo una responsabilidad que nadie nos ha enseñado: El hecho de ser vecino implica la responsabilidad de lo que en el barrio ocurre, de la misma manera que nos sentimos responsables de lo que ocurre en nuestra casa.

Sin embargo, esa especie de desengaño que sentimos al comprobar que no se cumplen nuestras convicciones, nuestra educación, la que decía que protestando 'el poder' se modera, suele arrastrarnos a posturas contrarias a esa 'responsabilidad colectiva'. Porque eso es lo que nos han enseñado, como no podría ser de otra manera.  A todos se nos ha educado en el individualismo más cerrado. Lo cual es perfectamente lógico si tenemos presente el modelo de salvaje competitividad que tenemos por 'sociedad'. Y ¡una vez mas! nos toca rebelarnos contra una educación que la realidad tritura.
En nuestros barrios la realidad, contradiciendo la didáctica oficial, nos demuestra de forma inequívoca que la 'salvaje competitividad' no lo arregla todo, más bien al contrario, va dejando un rastro de víctimas cada vez más grande. En situaciones de bonanza económica es el estado quien, miserablemente, se hacía cargo de esas víctimas. La cosa es que, ahora mismo, el estado, es decir el montaje político de la burguesía, ha decidido ignorarlas. Las considera como problemas individuales, les aplica la ley y se quedan tan anchos... Pero en La Meri todos sabemos que, individualmente, esos problemas no tienen solución.
 Si queremos que subsista en nuestros barrios algo parecido a la convivencia, hemos de ponernos en la tarea de aprender a dar soluciones a problemas colectivos, aunque nadie nos ha enseñado a pensar como colectivo. Y lo que es peor, salvo los concienciados de siempre, nadie sospechaba que 'pensar como colectivo' llegara a ser tan necesario. Sencillamente porque algo así, el 'ser colectivo', ni siquiera está contemplado en nuestro 'sistema educativo'. Resumiendo, no sólo tenemos que inventar eso de 'ser social' o 'responsabilidad social', luego tendremos que aprender a aplicarlo.
Una vez más, nuestros barrios, nuestra clase, se ve como se vio el poeta, haciendo camino al andar. 
(*)Con respecto a este tema, que debe mantenerse vivo, es interesante ver, con la idea de complementar no de oponer, otras iniciativas, como las que llevan a cabo los compañeros del Prat, donde, frente a la misma necesidad, le exigen al ayuntamiento que con el dinero público se priorice dar trabajo público, precisamente para esas familias.

Juanma.
   

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