viernes, 18 de noviembre de 2011

REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS.


LO QUE NOS ESTAMOS JUGANDO  
Este artículo por su extensión se presentará en varias partes: en la primera hablaremos de lo que nos cuentan, en la segunda de lo que no nos cuentan, en la tercera lo que nos espera y en la final lo que podemos hacer
Lo que nos cuentan?   
    Se oye a los políticos, véase el caso del camarada Piqué, antiguo ex Bandera Roja reconvertido a neoliberal,  decir que ya se acaban los tiempos de vivir gratis a costa del Estado.
    Uno ingenuamente piensa, «bien, las elites comienzan a pensar de forma lógica.. se prohibirán los rescates de los bancos..  Porque ya está bien que la minoría rentista que controla las acciones  y que ha invertido para obtener beneficios,- normalmente además con la capacidad de no pagar impuestos  (paraísos fiscales, fraude, y los rebajas de impuestos de las que se han beneficiado en los últimos años)-  sea rescatada continuamente».
    Sigo ingenuamente pensando, «a partir de ahora si un banco es insolvente por la mala gestión pues será cerrado o nacionalizado y los accionistas si pierden dinero, pues es la ley de mercado, hicieron una apuesta y salió mal.
    En verdad, la ingenuidad tiene un límite y la realidad es muy otra. Cuando hablan  de que se acabado el vivir del Estado se refieren a la gente de a pie: a nosotros. Quienes seguimos aspirando a tener una sanidad pública, (egoísmo puro) o que en situación de extrema necesidad nos vemos obligados a recurrir a ayudas paupérrimas que la elite, viviendo en el lujo absoluto, considera innecesarias porque los pobres, pidiéndolas, abusamos del Estado.
    Intentos de suprimir el PIRMI porque había fraude, acusaciones en suites de lujo a jornaleros cobrando el PER; todo esto forma parte de un discurso  demagógico que intenta culpabilizar a los pobres de su pobreza.
    Se recorta, sanidad, educación, pensiones y ayudas a la gente necesitada porque los gobiernos se han endeudado a niveles astronómicos salvando a los bancos. Esto se ha hecho generando deuda pública que han comprado los mismos rescatados  y ahora presionan sobre esta deuda para obtener beneficios obligando a los estados a recortar servicios sociales que en esta época de recesión son más necesarios que nunca.


    Los sectores que han creado la crisis y que se han beneficiado de ella son además los que proporcionalmente pagan menos impuestos. Los impuestos a las grandes fortunas y a las grandes empresas se ha reducido de forma radical estos últimos años y cada vez más el grueso de la carga impositiva a caído sobre los hombros de asalariados, autónomos y pymes.
    Además cada vez más esta carga impositiva va dirigida a los impuestos indirectos como el IVA, que proporcionalmente recae sobre la población menos pudiente. Cuando se dice que los impuestos indirectos son regresivos se ha de tener en cuenta que, dejando a parte el fraude, todos pagamos un tanto por ciento de lo que compramos. Pero la diferencia radica en que parte de nuestros ingresos se ve afectada por este impuesto. Para una familia mileurista, seguramente los ingresos que acabarán siendo gravados por el IVA serán un 90%. Y un 10% que pueda ahorrar. Para un accionista de un banco que ingresa al año 1000 millones, pongamos que gastará al año un 10% y el resto seguirá invertido. Aunque evidente la cantidad de dinero que el accionista pagará a hacienda será mayor, la incidencia sobre sus ingresos totales es mucho menor.
    Con lo cual nos encontramos con la situación curiosa de que los señores que deberían pagar más impuesto y que no los pagan, nos aleccionan al resto, sobre como hemos de dejar de pretender que nos revierta el dinero de los impuestos que pagamos nosotros mayormente.
    Las cantidades que el estado puedan ahorrarse reduciendo estos servicios sociales, las ayudas, los posibles fraudes son mínimas comparadas con el dinero que se está entregando casi gratuitamente a los bancos, y además, en muchos casos, los mismos gobiernos que  están recortando estos derechos mantiene gastos, que quizá podrían no ser tan necesarios.. (el dinero que se ha ahorrado en España no subiendo las pensiones es menos de lo que cuesta participar en el proyecto de caza europeo; o el Estado español, que en teoría es aconfesional gasta 10.000 millones al año en mantener a la Iglesia Católica, lo que daría para unos cuantos Pirmis)

    Se está desmantelando el Estado de bienestar en nombre de necesidad de reducir el déficit y lo que se está realizando una transferencia encubierta de capital a las elites (financieras, políticas, empresariales).
    Y estas elites se están enriqueciendo a espuertas. Se enriquecen con la mala gestión de lo público: obras faraónicas que no sirven para nada, pero que segura han dejado grandes comisiones, salarios astronómicos y pensiones vitalicias mientras gestionan ERES, burbujas inmobiliarias y de crédito que han dado lugar a la crisis actual. Además, son rescatados a la mínima necesidad y como colofón, el estado externaliza los servicios que comprarán a precios de saldo y gestionarán empresas de los mismos que ya se han  enriquecido con su desmantelamiento. Jugada perfecta.
    Todo esto proceso de transferencia de capital a la elite con el consiguiente empobrecimiento del resto de la población va acompañado de un aparato ideológico y propagandístico a partir de las instituciones y los medios de comunicación en el que machaconamente se nos repite que la culpa es de todos porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
    Mira que bien, un asalariado  de Ciutat Meridiana que difícilmente llega a  final de mes, que se empeño por 30 años para comprarse un piso de 60 m2 sin ascensor y que quizás algún verano a osado irse de vacaciones a Italia; tiene la misma culpa que la señora que hizo construir una estación del AVE en los terrenos de su familia;  o que los banqueros que inflaron los precios de las viviendas para poder conceder créditos que diesen más comisiones, o un empresario que se enriqueció subcontratando a inmigrantes por sueldos míseros en la construcción.  Los ejemplos serían interminables, pero vamos, nuestro vecino de Ciutat Meridiana compartiría con todos ellos la culpa de esta crisis por haber vivido por encima de sus posibilidades.
    También es monotemática la respuesta a la crisis: la única solución: recortar déficit público (que como ya hemos visto, sólo se puede hacer recortando derechos sociales) y reducir los costes salariales: bajando salarios y eliminando toda una serie de derechos laborales que se habían conseguido con agrias luchas a lo largo del siglo XX han sido casi erradicados en nombre  de la creación de pleno empleo.

    La sociedad grecorromana de hace 2000 años tenía un contrato perfecto para conseguir el pleno empleo: la esclavitud; aunque creo que los contratados/esclavos no estaban demasiado contentos con su situación.  El pleno empleo está bien, siempre que se garantice un  trabajo digno.
    Este proceso de precarizar los derechos laborales se ha producido en todo el mundo occidental, pero centrándonos en España, y desde 1988 que se aplicó la primera de un proceso de reformas laborales con toda una serie de prácticas que se nos vendió iban destinadas a crear empleo (contratos de prácticas,  agencias de trabajo temporal, abaratamiento del coste de los despidos, supresión convenios colectivos.. etc…).
Imaginemos que era verdad, que todas estas medidas tenían como objetivo crear empleo. Han tenido un rotundo fracaso. Desde hace 30 años  España ha sido uno de los países con más paro de toda la Comunidad europea y ninguna de estas reformas ha cambiado esta tendencia. Aun así esto no ha impedido que se siguiesen realizando más y más reformas que al final no han mejorado el tema del paro.. pero si que han aumentado  los beneficios empresariales.
    En lo que se refiere a política económica, todos los gobiernos que han ostentado el poder han practicado una política derechista  en la que se han aplicado concienzudamente a  ir de reforma en reforma y tiró porque me toca. Curiosamente ha destacado uno que dice llamarse socialista y obrero que es que ha realizado la mayoría de las reformas y del que uno de sus insignes representantes, sindicalista para más señas, ha afirmado que era mejor trabajar en precario que ser parado.
    Las empresas durante los últimos años han dispuesto de diferentes opciones para ir reduciendo los costes laborales:
1    La existencia de un paro estructural elevado que obliga a aceptar a los trabajadores unas condiciones cada vez más precarias porque siempre pueden contratar a otro.
2    La contratación de mano de obra en situación precaria (inmigrantes) sin contratos o en condiciones abusivas o la subcontratación; que también han obligado al resto de los trabajadores a aceptar salarios y condiciones cada vez más precarias
3    La complacencia de la administración con estas prácticas y además toda una serie de ventajas que han favorecido totalmente al empresariado (subvenciones a las empresas por contratar, contratos temporales y en prácticas, reducción de los costes de despido, supresión de los convenios, etc…)

4    La deslocalización. Las grandes empresas han trasladado la producción a países donde la gente trabaja en condiciones de semiesclavitud para reducir costes. Las empresas que continúan en nuestro país pueden obligar a los trabajadores a aceptar cualquier condición con la amenaza del traslado de la fábrica a China.
    Todas estas prácticas, han provocado una pérdida de capacidad adquisitiva de la masa asalariada, incluso cuando ha aumentado la productividad. En los últimos años, y antes del 2008, la mayoría de la población parecía disponer de una capacidad adquisitiva creciente. ¿Cómo era esto posible? Endeudándonos. La pérdida de poder adquisitivo fue camuflada con el acceso a crédito fácil (hipotecas, tarjetas de crédito, etc…) que hizo que pudiésemos disponer de un dinero para la vida diaria a cambio de una vida de pesadilla para el futuro.
    Este crédito fácil no nos lo daban porque sí, los bancos ganaron jugosas comisiones, pero todo esto fue creando una burbuja (en España concretamente la burbuja inmobiliaria) que en el momento que ha estallado ha creado una terrible crisis: de pronto ya no hay crédito y la actividad económica ha entrado en recesión con el consiguiente cierre de empresas, paro, desahucios, etc…
    Y volvemos al principio, en muchos casos se plantea una situación de crisis a la que los gobiernos no saben poner solución y de la que se están beneficiando las elites financieras y las grandes fortunas.  Por supuesto, es verdad, pero creo que es algo más. La situación de caos ha sido provocada, o por lo menos había sido prevista, y está siendo utilizada para provocar un cambio sistémico en que el capitalismo consumista es suplantado por el capitalismo financiero, devorando a su paso lo que había sido la base del contrato social: el estado de bienestar.



Lo que no nos cuentan
Cuando hablo de un capitalismo consumista suplantado por uno financiero, no estoy
diciendo que vayamos a dejar de consumir, ni que la producción vaya a desaparecer. Me
refiero a como se benefician las elites. Un modo de producción, lo que sería el
capitalismo consumista, viene definido por el modo en que las elites obtienen sus
beneficios, el control económico y político. Por ejemplo, el modo esclavista en la
antigüedad, las elites obtenían sus beneficios del trabajo esclavo en su mayor parte,
aunque el trabajo esclavo no era el único, ni seguramente el más numeroso, ya que
seguían existiendo muchos campesinos libres.
Volvamos al pasado más reciente. Después de la crisis de la primera mitad del siglo XX
y que tiene su culminación en la segunda guerra mundial Europa queda destrozada con
una gran pérdida de población y de bienes. Las necesidades de reconstrucción, la
existencia de un bloque antagónico (Los países socialistas) y que la base fuese la
producción industrial hicieron necesario otorgar unos derechos a la población en
diversos ámbitos: en el político: estados democráticos, en el social: unos derechos
laborales que hiciesen posible a la población disponer de una capacidad adquisitiva.
Esta tenía que permitir el consumismo masivo: con todo lo que ello implicaba: consumo
creciente, publicidad, turismo masificado, necesidad de ingentes cantidades de energía y
la generación de una inmensa cantidad de residuos que iban envenenando el medio
ambiente. Las entidades financieras eran unas instituciones todavía al servicio del sector
industrial y el Estado cumplía una función de regulación y de prestación de servicios
(sanidad pública, pensiones, cobertura de desempleo.. etc..). Unos estados del bienestar
cuyos máximos representantes habrían sido los países escandinavos.

Por supuesto, no todo era maravilloso, las desigualdades sociales seguían existiendo,
sobretodo teniendo en cuenta que esta abundancia en Europa se basaba en la
explotación del resto del mundo, que ha seguido viviendo en la más terrible pobreza
mientras sus riquezas eran saqueadas por Occidente; y han continuado las guerras
imperialistas promovidas por unas democracias formales cuyos hilos eran manejados
por unos poderes fácticos que votaban cada día, no cada cuatro años como el resto de la
ciudadanía.
Toda una serie de cambios: geopolíticos, ideológicos, tecnológicos y económicos han
ido erosionando este capitalismo consumista del estado de bienestar hasta llevarlo a la
crisis actual en la que puede desaparecer
Cuales son estos cambios:
Geopolítico. A finales de los ochentas el bloque comunista se derrumba y desaparece el
bloque antagónico que podía inspirar revueltas obreras en la Europa capitalista. Se da
por vencedor al capitalismo y se impone la socialdemocracia.
Ideológico: Se ha impuesto el discurso del neoliberalismo, lo privado funciona mejor y
el Estado no debe interferir en la economía. El gasto público ha dejado de ser una
inversión, ahora es visto cómo gasto innecesario y la manera de crear riqueza es bajar
los impuestos.
Tecnológico: Avances en el terreno de sobre todo la informática y los medios de
transporte han permitido la globalización. Todo el mundo se haya interconectado
(Internet, viajes aéreos, etc…). El dinero y las mercancías pueden llegar a cualquier
lugar del mundo. Esto ha hecho que la mayoría de los productos que consumimos sean
producidos a miles de kilómetros de distancia.
Económicos:
La inherente concentración de la riqueza del capitalismo se ha plasmado en que los
bancos se han convertido en el centro de la vida económica. El edificio que pasa a ser el
modelo de poder es el banco (donde antes había sido la factoría industrial, la catedral, el
templo….). Las entidades financieras se han apoderado de la vida económica, la
principal riqueza de las elites proviene ahora de especular con dinero. La principal
materia prima es el mismo dinero. Invertir en la producción ya no es lo más rentable,
sino jugar en plan casino con los precios de las materias primas básicas o con la deuda
de los estados. Los bancos son ahora más poderosos que los gobiernos, compran
políticos y les obligan a realizar unas políticas serviles que sólo benefician a los
propios bancos. Todo es sacrificable en pos de que los bancos sean rescatados.
A donde nos lleva esto en occidente: la necesidad de una masa social de consumidores
desaparece. Una población cada vez más empobrecida sigue otorgando beneficios por
consumir productos que son generados en países donde la población trabaja en situación
de semiesclavitud , pero este proceso genera que toda la producción se vaya a países
como China, creando entre nosotros paro e incertidumbre, hasta que lleguemos a unos
niveles en que no podremos ni comprar los productos producidos a bajo coste en estos
talleres esclavistas globalizados.

Sencillamente la elite ya no nos necesita. Sobramos y por tanto sobra la democracia;
ésta es incompatible con los mercados. Se diluyen las diferencias entre las opciones
políticas y pasan a gobernarnos tecnócratas que son impuestos por los bancos. Las
democracias con su estado de bienestar que nos eran vendidas cómo la culminación de
la evolución humana eran meras excusas para mantenernos callados mientras iban
preparando el siguiente ciclo económico. Ya no hay derechos básicos del ciudadano: la
Sanidad Pública y la educación pasan de ser unos derechos para convertirse en unas
jugosas prebendas a privatizar. La idea de lo público es sacrificada en el altar del
Neoliberalismo y nos encaminamos a un neofeudalismo donde los nuevos duques y
condes son las corporaciones, y sus castillos son los bancos y las sedes de las grandes
empresas. Que papel nos queda a nosotros: simple; ser vasallos, con el vago recuerdo
de que una vez fuimos ciudadanos.
¿Que nos espera?
El estado se está desmantelando a si mismo. Las funciones que hasta hace poco eran
consideradas como la esencia y la razón de ser del Estado democrático, son ahora
denostadas como gastos onerosos para un Estado cuya única función pasa a ser
maximizar la concentración de la riqueza de las elites
Los ricos se les ha reducido los impuestos y el objetivo final es que queden exentos de
pagarlos. Los vasallos seguiremos pagando los mismos impuestos, sino acabamos
pagando más. Evidentemente como la riqueza se concentra cada vez más en las manos
de las elites la parte que recibe el Estado como impuestos es cada vez menor (la mayoría
de la población, empobrecida, cada vez puede aportar menos) pero ésta será suficiente
para mantener un Estado reducido a meras funciones de control social.: ejército, policía,
prisiones, y cultura del espectáculo. De estas y otras funcionas, todo lo que pueda
generar beneficios será privatizado: empresas de seguridad privadas, prisiones y
externalizar la gestión de los impuestos. En nombre de la necesidad de acabar con el
déficit público el Estado renunciará a la potestad de recaudar los impuestos
(despidiendo a un montón de funcionarios) y cederá esta función a empresas privadas.
Estas empresas (seguramente bancos o compañías suministradoras de servicios básicos:
agua luz, gas; por su capacidad de controlar a los vasallos) pagarán una cantidad fija al
Estado y tendrán la potestad de recaudar los impuestos en su nombre, y cómo su
objetivo será hacer beneficios permitirá todo tipo de arbitrariedades con jueces privados
contratados por las mismas empresas para solventar los casos de impago, seguramente
siempre a favor de quien les pague.
Prisiones privatizadas ofrecerán mano de obra semiesclava a cualquier empresa que lo
requiera a partir de una gran facilidad para conseguir personal. La situación extrema de
pobreza y unas penas extremadamente rigurosas para los vasallos. Nuestra vida será
totalmente regulada y castigada de forma abusiva para asegurar un caudal continuo de
presos/esclavos. Esta rigurosidad de las penas no será la misma para las elites. Pretender
que en nuestro sistema actual la justicia es igual para todos es algo ridículo. El dinero
ayuda, pero además la justicia será estamental, se aplicará de diferente forma a las elites
que al resto de la población, diferentes tribunales, etc… Ya hemos iniciado este proceso
de desregulación/regulación: las facilidades de las grandes fortunas para defraudad:
paraísos fiscales, SICAV (una especie de patentes de corso para no pagar impuestos) se
contrapone con la voluntad del estado de regular hasta la última actividad de los
vasallos, como sería por ejemplo el obligar a los chatarreros a tener una licencia fiscal
para poder coger cartones. Acabaremos viendo como el estado solicita a los mendigos
que se den de alta en el epígrafe de vagos y maleantes.
Se mantendrán unos servicios mínimos de control de enfermedades, de higiene pública
y unos mínimos servicios de beneficencia ofrecidos por entidades de caridad. La
sanidad habrá dejado de ser un derecho para convertirse en una gracia que nos ofrecerán
los poderosos.
En Catalunya llevan años preparándonos para esto. El proceso se ha intensificado con la
crisis y estamos siendo amaestrados cual perros de Paulov a olvidar que una vez
tuvimos derecho a una sanidad de calidad. Gestores que vienen de la empresa privada, y
que serán los principales beneficiados de que esta no funcione, son encargados de
gestionar el mal funcionamiento de la sanidad: colas de espera, cobro a los familiares
por acompañar al paciente, supresión de camas, de quirófanos, copago y todo lo que
estos señores puedan imaginar busca generar una disfunción de la sanidad pública. Todo
esto se hace en nombre de la necesidad de reducir el déficit público, y se irán
implementando medidas como vender los espacios hospitalarios para luego pasar a
alquilarlos con lo cual serán identificados con empresas privadas a las que se adjudicará
cualquier posible mejora. Cuando la situación de disfunción llegue al paroxismo se
culpará a la sanidad pública de todos los males y se lanzará una campaña masiva
alabando los parabienes de la salud privada, mucho más eficiente, sin colas, sin
problemas.. (bueno ya sabéis el cuento). Y cuando nos queramos dar cuenta, ya
olvidada lo que otrora fue una sanidad pública para todos, pues estaremos como están
ahora en Estados Unidos, que si no tienes dinero.,pues no te atienden… Eso sí, siempre
nos quedará la caridad.. que feliz será una familia cuando pueda vacunar a su niñita de
dos años de la polio tras haber conseguido reunir 50 etiquetas del cornflakes de su
marca favorita.
Mientras tanto las elites seguirán con una sanidad cada vez más avanzada médicamente
y cuyos avances difícilmente llegarán a la población vasalla, se acentuarán unas
diferencias abismales entre la esperanza y calidad de vida de unos y otros.
La elite necesitará de un sector de población para mantener sus beneficios. Aparecerá
una nueva estratificación social: la elite, los trabajadores de las corporaciones y el resto
de población en una situación similar a la servidumbre. La posibilidad de ascenso
social a la elite será casi nula, pero no así para el tema de pasar de la servidumbre al
mundo corporativo. Más que nada para mantener a los trabajadores corporativos
tranquilos por el miedo de perder su estatus. Con una situación de cobertura como la
actual pero que perderán totalmente si pierden el empleo. Sin ninguna ayuda y
convirtiéndose en unos desclasados.
La democracia que tenemos ahora desaparecerá. A nivel de estados los gobernantes, con
unas funciones muy reducidas ya no serán elegidos por la población. Serán impuestos
por los organismos como el FMI, los bancos centrales, los propios bancos y empresas y
como parte de comités de crisis permanentes. En el caso de elecciones más locales estas
se podrían mantener, se presentarán miembros de la elite y serán escogidos a partir de
sus actos de caridad o por los espectáculos que hayan sufragado. El propio proceso
electoral será convertido en un espectáculo de entretenimiento con masas de
desclasados que competirán por recibir la caridad de los candidatos.

Los movimientos actuales de protesta ciudadana, que hasta ahora han sido ignorados, si
continúan generando una concienciación del público en general, serán deslegitimados,
reprimidos y acusados de generar un desorden público que obligará a medidas de
control social. (prohibición de acciones de carácter político, atribución de actividades
violentas, censura y persecución de toda actividad de Internet para los desclasados que
no sea compras o entretenimiento) y toda una serie de medidas que por desgracia ya
veremos.
También desaparecerá la educación como derecho. Se mantendrá una mínima
escolarización para que la gente tenga el suficiente nivel para acceder a trabajos básicos
y sobre todo potenciando una educación basada en el entretenimiento para luego pasar
a una cultura y unos modos de vida totalmente basados en el entretenimiento Las
escuelas de la elite y de los cuadros corporativos serán totalmente subvencionadas y de
calidad para formar a las elites dirigentes
Se potenciarán los deportes, los espectáculos y el consumo masivo de televisión, que no
necesariamente será a partir de televisiones públicas, ya que estas cuando desaparezca la
alternancia entre partidos, dejarán de cumplir su función de aparato propagandístico.
Concursos cada vez más violentos harán que al final la sangre que en otro tiempo mojó
la arena del anfiteatro acabe empapando los pixels de nuestras pantallas. Con una gran
cantidad de gente desesperada no faltarán “voluntarios para los concursos.
Que podemos hacer?
El proceso de desmantelar el estado de bienestar y la democracia ya lleva tiempo en
curso. Pero en este momento ha empezado una fase crítica: a partir de una crisis
sistémica generada por las elites financieras y que les sirve para perpetrar un robo
donde se están regalando todos los recursos públicos. Esto provoca un empobrecimiento
generalizado de la población, no sólo en capacidad adquisitiva, sino también por la
carencia total de servicios mínimos de salud, educación, asistencia….

Deja de ver la televisión y la prensa oficial como los únicos medios de recibir
información. Habla con tus vecinos, con tus compañeros de trabajo, busca información
sobre lo que nos están haciendo, participa en charlas, reuniones, en protestas y cuestiona
el discurso del poder: no es verdad que no podemos hacer nada. La sociedad que nos
han impuesto para la que nos han educado era la del egoísmo individual, el consumo
como objetivo en la vida. Hemos de volver a buscar los valores comunitarios, a
compartir, colaborar, reivindicar pero juntos, como colectivo…..
Todos nosotros hemos conocido una sanidad pública universal, una educación pública
para toda la población y unos servicios de asistencia a los más desfavorecidos. Si no
actuamos al final nos convencerán de que lo público no funcionaba y si lo perdemos,
será para nuestra desgracia y la de generaciones venideras que no han podido decidir.
Quizá los niños y niñas del futuro se irán a dormir con madres que les susurrarán el
siguiente cuento: “Érase una vez un tiempo en el que había una sanidad y una educación
pública….”
Cubi
Para acceder al texto completo                           http://www.bycubi.net/textos/textocrisis.pdf

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