viernes, 18 de noviembre de 2011

MÁS FILOSOFÍA Y MENOS POLICÍA.

Es curioso observar que muchos vecinos tienen una idea de la 'seguridad' en el barrio como si éste, nuestro barrio, fuera el patio de un colegio: Sí está el 'profe' no hay peleas. Como si la sola presencia de la policía produjera el milagro de hacer desaparecer a los delincuentes. El problema es que un barrio no es el patio de un colegio, ni los vecinos estamos dispuestos a que se nos controle como si fuéramos colegiales.

Semejante actitud deja claro que no se entiende el papel de la policía: La policía está pensada para REPRIMIR el delito, no para PREVENIRLO. Cuando la policía se dedica a lo segundo, a prevenir, se le denomina 'policía política' y en este país todos sabemos lo que eso significa.

La policía sólo actúa cuando hay pruebas de que SE HA PRODUCIDO un delito, sin embargo, lo que el barrio necesita, lo que solemos entender por 'seguridad ciudadana' es que NO SE PRODUZCA el delito. Es decir, hasta cierto punto, 'seguridad ciudadana' y 'presencia policial' son situaciones contradictorias.  





Podría pensarse que si detienen a todos los delincuentes, ya no se cometerán más delitos. En tal caso el problema que se plantea es señalar a quienes son los delincuentes. Hay quien no duda en señalar a colectivos enteros, al estilo de los 'botiguers' y payeses, allá por los años 60's, para los que la culpa de todo la tenían 'els charnegos'. Cómo si el delito fuera algo biológico o geográfico o de aspecto físico. Otros exclaman aquello de '¡...todo el mundo sabe quienes son!' Cómo si la policía fuera tonta o ciega... y los delincuentes subnormales.

En el fondo de estos planteamientos lo que hay es pura y simple ingenuidad. Lo que subyace en semejantes ideas, es la absurda creencia de que el 'catigo', por sí solo, hace desaparecer la causa del delito. Demasiada fe en las soluciones sencillas. Un exceso de películas donde siempre aparece un 'rambo' y machaca a los malvados. Muchas historias de 'polis' que ayudan a las ancianitas, o se dedican a rescatar al pobre gatito de la rama de un árbol.

Como en tantas otras cosas de la vida, en estos temas no vale improvisar o dejarse llevar por la intuición. Hay que pararse y pensar. El principal problema es que conceptos como 'seguridad' o 'delito' son cuestiones muy relativas, que necesitan muchas definiciones previas. Hay quien no se inmuta ni bajo un bombardeo, y otros no se sienten seguros ni debajo de la cama. Con el delito pasa exactamente lo mismo: Si el lunes, cuando voy a trabajar, encuentro el coche con el parabrisas roto me resulta una verdadera canallada, digna de llamarse delito y cosas peores. Sin embargo para un abogado, con la ley en la mano, no pasa de ser una simple gamberrada.

Acaso lo más consistente de todo lo dicho, sea constatar que, más allá de la presencia policial, lo que realmente debemos buscar es que esa presencia no sea necesaria. Es en ese sentido en el que debemos y podemos actuar. Admitiendo de una vez por todas que cuando llega la policía 'apaga y vámonos' o, como mucho, busquemos abogados.

Para prevenir el delito, es decir, antes de que ocurra, no sirven 'rambos, ni héroes de ningún tipo. Tampoco las manifestaciones, por más multitudinarias que sean. Mucho menos, las típicas parrafadas en la barra del bar con un quinto en la mano. Entonces, ¿cómo se hace eso de prevenir el delito? Buena pregunta si no fuera una pregunta estúpida: Lo sabremos cuando nos pongamos y lo averigüemos. ¡Y no hay más! ¡Ya podemos esperar a que alguien nos diga como se hace! Eso no ocurrirá por la misma razón que a nadie se le ocurre ir a casa de otro y decirle como ha de organizarla. Podremos aprender de otras experiencias, incluso podríamos encontrar algún colectivo 'progre' que nos ayudará en los temas técnicos, sin embargo, quiénes somos y qué necesitamos, eso sólo lo podemos decir nosotros, los vecinos. TODOS los vecinos de nuestro barrio. Dicho esto último en el supuesto de que tenemos la DIGNIDAD que las PERSONAS LIBRES están obligadas a tener. 




Acaso convendría que, como barrio y para empezar, aplicáramos aquello que nuestros insignes ancestros, los filósofos griegos, decían que es lo primero: CONOCETE A TI MISMO. ¿Quién es mi vecino? ¿Cómo es? ¿Por qué es así? ¿Qué necesita? ¿Qué necesitamos? ¿Qué derechos tenemos? ¿Qué obligaciones? ¿Se ajustan correctamente obligaciones, derechos y necesidades? ¿Como queremos que sea nuestro barrio? Preguntas sencillas que entre todos podemos responder y cuyas respuestas, cuando menos, nos dirán quienes somos y donde estamos. Paso previo e imprescindible para llegar a cualquier sitio, entre otros, a una convivencia real, sin tutelajes policiales.

Juanma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario